Esta mañana hemos vivido una de esas experiencias únicas que normalmente sólo se viven una vez. Pero antes de narrar esos acontecimientos, recapitularé.
Hace unos días ya dejamos Izmir para encaminarnos a Pammukale. Los castillos de algodón, las aguas con más cal de la historia, tanta, que cuando andabas por ella descalzo (era obligado), se te amontonaba un pastiche blanquinoso en los pies. Al margen de eso, y de que seguramente no esté en el nivel de cuidado al que debería estar, el lugar es inquietantemente bello. Andar por una rampa blanca con los pies remojandose en agua caliente, mientras admiras las formaciones calcarias que bien parecen nubes es algo fantástico. En la cima de la gran montaña albina se encuentran las ruinas de la ciudad grecorromana Hierápolis. Nada mejor de lo visto hasta el momento, pero no por ello despreciable.
Después de descansar en una pensión parecida a un motel de carretera americano, nos plantamos en Konya, etapa de paso ( o eso pensabamos al principio). Hotel de 5 estrellas para compensar las noches anteriores y posteriores, aunque también para descansar decentemente tras los kilometros hechos ese día y antes de los kilómetros del día después. En la ciudad no había realmente demasiado de interés, excepto la tumba de Mevlana, fundador de la orden islámica de los derviches. Estos son unos monjes danzantes giratorios cual peonzas, que a través de ese baile entran en trance y tal y cual: en el museo de Mevlana había maniquíes... Con ello, decidimos pasar el tiempo en el maravilloso hotel. Al día siguiente tocaba Capadocia pero...el Txurro se rompió. Por la noche le vinieron todos los males, hasta el punto que a las 8 de la mañana hicimos uso del comodín "seguro de viaje". En seguida llegó un médico a la habitación, insistieron en un rápido traslado al hospital, empezaron análisis...en fin, todo para acabar diciendo que era una gastroenteritis por un pescado en mal estado que el Txurrín se había metido entre pecho y espalda cuatro días antes. Fue entonces cuiando intentaron la largamente esperada tangada turca: nos dijeron que nuestra compañía de seguros, la misma que se había puesto en contacto con ellos para que nos atendieran, no existía en Turquía, y que, como no existía, teníamos que pagar nosotros el contante, que ascendía a 3000 liras turcas ( aprox 1500 E). Después de varías llamadas cruzadas entre nosotros, la aseguradora y el hospital, resultó que habían confundido el término thousand con hundred...(típico, se parecen tanto...)y que "sólo teníamos que soltar 150 napos. Al final todo arreglado con la aseguradora (aunque tuvimos que soltar la mosca nosotos por adelantado) y p'alante, no?
Y al fin, la Capadocia, uno de los grandes objetivos del viaje. La verdad es que el lugar es increíble, aunque un poco difícil de describir. Chimeneas de piedra basáltica por todos lados, pueblos crecidos a su sombra, aprovechando sus oquedades para abrir estancias destinadas a convertirse en millones de habitaciones de hotel. Estamos en Göreme, pueblo de 2000 habitantes y unos 10000 turistas en temporada baja. Es bonito :P .
Y dentro de la maravilla natural que representa esta tierra volcánica para la vista de cualquiera, nosotros (igual que unos 1000 turistas hoy, con lo cual tampoco somos tan especiales...) hemos ido un paso más allá. Hoy hemos volado. Si. Hemos volado durante una hora en globo!!! Si la sensación que te deja el paisaje es indescriptible, si la experimentas a 500 metros de altura ya ni te digo. Mejor cuando volvamos os contamos.

Y mañana, por fin, el objetivo final: ISTAMBUL!!
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